El usuario de Instagram @baijavier, quien se dedica a dar consejos de educación financiera, recientemente publicó un reel explicando la razón.
De acuerdo con el influencer, todo tiene que ver con los costos de operación y, básicamente, los aeropuertos se quedan con el 30% de las ventas de los negocios que ahí operan. “Los aeropuertos cobran una barbaridad por el alquiler”, dice en el video.
Añade que los establecimientos solamente pueden contratar “gente específica” por razones de seguridad y les tiene que pagar extra, además de que todo el inventario también debe pasar por los filtros de seguridad.
1. Renta
Los ingresos de un aeropuerto están repartidos en 2 categorías, explica el sitio web The Hustle: aeronáuticas (tarifas por diversos servicios como el aterrizaje) y no aeronáuticas (estacionamientos, concesiones y hoteles). La parte de las concesiones puede significar hasta el 60% del ingreso.
Por eso no debería sorprenderte que muchos aeropuertos tomen medidas para fomentar que gastes tras pasar los filtros de seguridad. Por ejemplo, hacerte atravesar las tiendas duty free para llegar a tu sala de última espera o registrar la cantidad de tiempo que los pasajeros pasan ahí antes de abordar.
“Necesitas vender mucho para cubrir tus costos”, dice Michael Lindsay, dueño de una boutique en el Aeropuerto de San Francisco.
2. Gastos de operación
“He operado tiendas en la calle y en aeropuertos. El costo de tener un negocio en un aeropuerto es extremadamente alto”, dijo a The Hustle Sarah Imberman, quien cuenta con una compañía local de restaurantes y tiendas en 4 terminales de Estados Unidos.
Establecer el negocio implica altos costos de construcción y logística. A eso hay que añadirle los filtros de seguridad que deben pasarse todos los días para operar un local en las salas de última espera; esto cambia las cadenas de abastecimiento y la organización.
3. Oferta y demanda
Esto quiere decir que la demanda es alta por comida y bebidas, mientras la cantidad de establecimientos es limitado si lo comparas con buscar algo para comer en la calle. Cuando la demanda supera la oferta, los precios suben.