¿Por qué estar en contacto con la naturaleza es bueno para la salud?

Varios estudios han encontrado que esta puede ser potenciada por el contacto con la naturaleza

Estudios que avalan esta afirmación.

1. Los niños son más felices cuando están en contacto con la naturaleza

Suena como algo cliché, pero en realidad tiene bases científicas. Si bien el resguardo en casa y el contacto con la tecnología pueden favorecer tanto la salud como el desarrollo de habilidades, la naturaleza ha resultado ser imprescindible para la salud del cerebro, indica Tekcrispy.

Como ejemplo, un estudio que incluyó a 300 niños con edades que iban de nueve a 12 años. Los científicos observaron un alentador vínculo entre la adopción de hábitos sostenibles, como reciclar y recoger la basura y una mayor sensación de conexión con la naturaleza.

Lo más interesante fue que esta conexión también parecía proporcionar mayor felicidad, un vínculo que probablemente se remonta a nuestra trayectoria evolutiva. Puede que nuestros cerebros aún arrastren recuerdos y hábitos del lejano pasado en el que convivíamos de forma más estrecha con la naturaleza.

“Nuestros cerebros todavía están conectados para cuando todavía vivíamos en la sabana y las selvas con una gran cantidad de naturaleza que nos rodea”, dijo Mark Nieuwenhuijsen, director de la iniciativa de planificación urbana, medio ambiente y salud de IS Global y también coautor del estudio.

2. 120 minutos en contacto con la naturaleza a la semana para una mejor salud

Bien sabemos que, en la sociedad en la que vivimos, el trabajo y todas las ocupaciones nos dejan sin tiempo para la recreación. Sin embargo, un estudio publicado en 2019 nos da una buena razón científica para procurar hacer espacio en nuestra agenda para el contacto con la naturaleza.

Los investigadores evaluaron 19.806 adultos británicos y descubrieron que pasar de 120 a 179 minutos a la semana en espacios naturaleza se asociaba con una mayor probabilidad de informar una buena salud.

Aún no parecer haber consenso en la explicación, pero los resultados podrían servir como estímulo para mejorar el diseño de las ciudades en términos de acceso y preservación de espacios verdes.

3. Los sonidos de la naturaleza tienen efectos positivos sobre la salud

Muchas personas que practican meditación en casa colocan videos en YouTube donde se reproducen sonidos de la naturaleza, y aunque parezca tonto, en realidad puede ser útil para climatizar o relajarnos en momentos de estrés.

Pero si nos remitimos a las pruebas, una investigación publicada en marzo de este año reveló que algo tan trivial como escuchar el agua fluyendo y el canto de los pájaros se asocia con efectos positivos muy específicos sobre la salud. Estos sonidos de la naturaleza parecen ayudar a reducir el dolor, mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y mejorar el rendimiento cognitivo.

3. Contacto con la naturaleza en la infancia puede favorecer la salud mental en la edad adulta

Muchos estudios avalan la teoría de que lo que ocurre en nuestra infancia puede dejar huellas que influyen en lo que seremos en nuestra adultez. Pero en esta oportunidad no nos referimos a traumas, sino a otro tipo de experiencias, como las que se viven al estar en contacto con la naturaleza, que parecen influir mucho en la salud futura.

Por ejemplo, un estudio en el que participaron 3,585 personas que vivían en cuatro ciudades de Europa. Los autores descubrieron que la exposición regular a la naturaleza durante sus primeros años desencadenaba una serie de efectos que resonaban hasta la edad adulta.

“La experiencia infantil de los espacios verdes en realidad puede predecir la salud mental en la vida posterior”, según el coautor Mark Nieuwenhuijsen.

“Las personas que informaron una mayor exposición a la naturaleza en realidad tienen una mejor salud mental que las que no, incluso después de ajustarnos a la exposición en el momento de la entrevista, cuando son adultos”.

5. La naturaleza te puede ayudar con la ansiedad

En nuestros tiempos, la salud mental parece haber tomado mucha más importancia, y los investigadores han aprovechado el interés para encontrar formas no farmacológicas de mejorarla. Pero, ¿quién se imaginaría que la solución a este problema casi generalizado estaba justo ahí, fuera de casa?

En 2015, un estudio reveló que una caminata de 50 minutos por espacios naturales tenía el potencial de reducir la ansiedad y la rumia. Por si fuera poco, esto también ofreció beneficios a nivel cognitivo, como un mejor desempeño en las tareas de memoria.

Y cabe destacar que, aunque el ejercicio es bueno, las personas que realizaron su caminata en entornos urbanos no disfrutaron de estos mismos beneficios. Así que tenemos una razón más para velar por la protección de los espacios verdes y, por qué no, exigir su correcta inclusión y cuidado dentro de las ciudades.