Por lo general, uno tiene la costumbre de cerrar las ventanas apenas llueve, un error cometido por muchos, sin embargo, si llueve en una época que no hace frío, se puede aprovechar en abrir por lo menos unos minutos las ventanas.
Beneficios
La lluvia tiene el efecto de oxigenar y por lo tanto purificar el aire de nuestro hogar o lugar de trabajo. Nada funciona mejor que la lluvia para limpiar los ambientes contaminados de nuestras ciudades.
Las gotas de lluvia recogen y retiran las partículas contaminantes haciendo desaparecer las nubes de contaminación. Gracias a ello podemos respirar aire mucho más oxigenado cuando llueve y tras la lluvia.
Otro efecto benéfico de la lluvia en nuestro ambiente interior es el agradable aroma que nos regala y que todos lo hemos olido. Poco tiempo antes de que se desate una tormenta lo sentimos, es un olor metálico muy característico.
Este olor tan especial proviene del ozono, esta molécula siempre está presente en la atmósfera, pero su concentración en las zonas bajas aumenta en los días de tormenta. Sucede porque los rayos favorecen su formación.
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En el siglo pasado, los australianos Isabel Joy Bear y Richard G. Thomas bautizaron este sugerente olor a lluvia como “esencia de roca” o “petrichor” (derivado de los vocablos griegos “petros” que significa piedra, e “ikhor” que significa fluido etéreo presente en las venas de los dioses según la mitología griega)
Se ha demostrado que tras unas horas de lluvia, el ambiente deja de estar tan cargado y se regula la temperatura (incluso en invierno). Ese ambiente previo tan cargado es, precisamente, el que suele provocar dolores de cabeza, agotamiento y malestar en muchas personas electrosensibles.
Incluso estos ambientes pueden llegar a inducirles un carácter más irascible, en cambio, se observa que tras una tormenta la gente parece estar más animada y relajada.
En definitiva, el olor a lluvia es una mezcla de muchas esencias que surgen de la Tierra e incluso también de la atmósfera, resulta muy agradable y suele conseguir que nos paremos al menos un instante, respiremos hondo y sintamos que formamos parte de un planeta que está bien vivo
Ahora, ya lo sabes, cuando llueva abre las ventanas, permite que fluya el oxígeno, que salgan las viejas energías y entren las nuevas de la lluvia.