- A principios de los 2000, un estudiante de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, llamado David Daneshgar decidió dedicarse al póker profesional. En apenas unos años, el californiano demostró su gran habilidad y talento para jugar al juego de cartas, convirtiéndose en uno de los mejores jugadores de póker del mundo. En 2008, consiguió su primer brazalete de las World Series of Poker (WSOP), el evento de póker en vivo más prestigioso del planeta, y un premio millonario tras ganar el Evento #52: Hold'em sin límite de 1.500 dólares. Ese mismo año, Daneshgar, que estaba en la cima de su carrera profesional, decidió dejar el póker para obtener un Máster en Administración de Empresas (MBA) en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago.
En 2011, después de retirarse del circuito de póker profesional y graduarse en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, Daneshgar, junto con sus dos mejores amigos, Farbod Shoraka y Gregg Weisstein, fundó la startup BloomNation, un marketplace de floristería que conecta a floristas locales y compradores de todo el país norteamericano. La startup superó el millón de dólares en ventas en 2014 y ha evolucionado año tras año hasta convertirse en una red que cuenta con unos 3.500 establecimientos colaboradores que reparten flores en casi 5.000 ciudades de Estados Unidos.
El póker jugó un papel clave en el lanzamiento y el crecimiento de BloomNation. Al fin y al cabo, Daneshgar invirtió todo el dinero que había ganado en el juego de cartas para fundar la empresa, con el objetivo de revolucionar el negocio de las flores. Sin embargo, más allá del dinero, las habilidades que el emprendedor estadounidense aprendió en las mesas de póker también le ayudaron a tener éxito en el mundo empresarial. A pesar de la creencia popular, el póker y los negocios tienen mucho en común. A continuación, mostramos cinco lecciones del fieltro que se pueden aplicar a la sala de juntas.
control emocional. Los jugadores de póker deben observar, analizar y tomar decisiones en cuestión de segundos. Por este motivo, es importante que mantengan la calma y tomen decisiones racionales, en lugar de dejarse llevar por las emociones. Lo mismo ocurre en los negocios. El control emocional es una habilidad que los líderes empresariales necesitan para construir relaciones más sólidas con clientes, proveedores y empleados, tomar decisiones efectivas y afrontar el cambio con resiliencia.
Los jugadores de póker más hábiles aprenden continuamente de sus partidas, de sus errores y de sus oponentes, y se mantienen al día de las estrategias, las técnicas y las últimas tendencias del juego de cartas. Esto es fundamental para el éxito a largo plazo. Al igual que el póker, el mundo de los negocios está en constante cambio, lo que exige un aprendizaje y una adaptabilidad continuos. Los líderes empresariales que prosperan son los que mantienen la curiosidad y están siempre dispuestos a asimilar nueva información para que sus empresas sigan siendo competitivas y se adapten a la rápida evolución de las condiciones del mercado y las preferencias de los clientes.
Toma de decisiones bajo presión
El póker presenta muchas situaciones de alto estrés y obliga a los jugadores a tomar decisiones constantemente. Además, tampoco tienen mucho tiempo para tomar estas decisiones, por lo que deben analizar la información que tienen rápidamente y mantener la calma. Los líderes empresariales también se enfrentan a este tipo de situaciones en su día a día. Por este motivo, es importante que aprendan a tomar decisiones informadas en momentos de incertidumbre y alta presión.
En el mundo del póker, los jugadores deben evaluar constantemente las señales y el comportamiento de sus oponentes para determinar la fuerza de sus manos y conocer sus estrategias e intenciones. Gracias a ello, pueden obtener información valiosa sobre los movimientos de sus oponentes y saber cuáles son sus puntos fuertes y débiles. Del mismo modo, en los negocios, los líderes empresariales tienen que actuar con la debida diligencia para observar y analizar el comportamiento de sus competidores, principalmente para saber qué es lo que hace que tengan éxito. Además, también tienen que tener la capacidad de entender las motivaciones y las perspectivas de las personas para tomar decisiones estratégicas y negociar acuerdos con éxito.