Se empeño en llevar un outfit concreto a la alfombra roja de la Gala Met y pasó por un proceso, como poco, discutible. Pero, además, lo que queda de ese proceso es un ejemplo terrible. Kim Kardashian reconoce que se propuso el reto de perder peso en tiempo récord para enfundarse el icónico vestido de Marilyn Monroe y ello, se mire por donde se mire, es un paso atrás en la lucha de la mujer por validarse independientemente de su físico. No es saludable desde el punto de vista nutricional, como tampoco lo es desde un punto de vista psicológico.
En plena lucha por la aceptación corporal, con todos los mensajes que abogan por quererse tal como se es para reforzar la autoestima, la empresaria e influencer reconoce haber hecho un esfuerzo -que no es nada saludable- para modificar su cuerpo con tal de ponerse un vestido.
No sirve la excusa de que sea un vestido icónico, ni de que el ofrecimiento de ponérselo pasaba por que no hubiese ninguna modificación o ajuste. El Museo de Ripley's Believe It or Not, donde estaba expuesto el diseño que llevó Marilyn Monroe el día que cantó el cumpleaños feliz al presidente John F. Kennedy , le dio la oportunidad de llevarlo con la condición de que no sufriera ninguna alteración. Y ella, empeñada en lograrlo, se autoimpuso un cambio de alimentación por una dieta restrictiva para perder los 7 kilos que le impedían meterse en el brillante diseño. "Me lo probé y no me quedaba bien. Dije: 'Dame tres semanas'. Tuve que perder 16 libras (7 kilos)", ha confesado Kim Kardashian.
La influencer se tomó el ofrecimiento como si no tuviese más opciones: "Era llevar esto o nada", dijo Kim Kardashian. Y con ello empezó a volcarse en el ejercicio cardiovascular, dejando de lado su habitual entrenamiento de fuerza, a utilizar dos veces al día un traje sauna para impedir la cualquier retención de líquidos y a eliminar alimentos de su dieta como si no tuviese importancia. "Fue todo un desafío. Estaba decidida a encajar en él. No he comido carbohidratos ni azúcar en unas tres semanas", ha asegurado la celebrity. Ese grupo de alimentos son los que aportan energía al cuerpo y, tal y como lo cuenta Kim Kardashian, parece un juego.
Los profesionales de nutrición no se cansan de repetir que las dietas milagro y las más restrictivas no son recomendables. "También es posible que una dieta muy restrictiva agudice patologías preexistentes. Por ejemplo, una dieta de cetosis o hipocarbonada o very low calorie diets puede desencadenar un ataque de gota en un paciente con predisposición porque tiene el ácido úrico alto, o si el riñón no está en perfectas condiciones no deberíamos hacer dieta de cetosis. Por eso este tipo de dietas restrictivas no deberían hacerse nunca por cuenta propia, solo con especialista, hacerlo a la ligera es muy peligroso", explica María José Crispín, nutricionista de Clínica Menorca.
Intentar reducir calorías sin el soporte de un especialista te puede llevar a una carencia de nutrientes. Además que este tipo de dietas tan restrictivas suelen tener un efecto rebote, porque la gente no mantiene hábitos ni aprende a comer de forma equilibrada, con el consecuente maltrato que se le da al cuerpo. Al estilo Kim Kardashian y que tan normalizado está y del que incluso se hace bromas como si nada: "Tendremos una fiesta de pizza en el hotel (después de la Gala Met)", comentaba entre risas en la alfombra roja.