La cabina telefónica ubicada en la 745 de la séptima avenida (cerca de Times Square) recibió una despedida ceremonial encabezada por el presidente del condado de Manhattan, Mark Levine, y la concejal Julie Won, antes de su retiro.
No obstante, la cabina no terminará en algún basurero o algo por el estilo. El último teléfono público será instalado en el Museo de la Ciudad de Nueva York como parte de la exhibición ‘Ciudad Analógica’ (o ‘Analog City’, su título original), que habla sobre cómo era la ciudad antes de la llegada de las computadoras.
Poco después de que finalizara el evento, Levine también tuiteó a través de su cuenta personal: “¡Verdaderamente el final de una era pero también, con suerte, el comienzo de una nueva con más equidad en el acceso a la tecnología! LinkNYC es una gran manera en que estamos logrando esto”.
La necesidad de reemplazar más de 8 mil teléfonos públicos en toda la ciudad por algo más digitalmente innovador comenzó en 2014, con la administración del ex alcalde Bill de Blasio. No fue hasta 2015, sin embargo, cuando los funcionarios seleccionaron a CityBridge, un consorcio de expertos líderes en tecnología, para desarrollar y operar los quioscos LinkNYC.
Su objetivo: brindar acceso de banda ancha gratuito a todos los residentes de la ciudad para 2025; algo que no ha estado exento de polémica pues algunos ciudadanos han manifestado su preocupación ante posibles problemas de privacidad o uso inapropiado de la red.
Cada Link (o quiosco) está equipado con servicios gratuitos como Wi-Fi de alta velocidad, llamadas telefónicas, carga de dispositivos; además de una tableta para mapas y servicios de la ciudad que cualquier residente o visitante puede usar.