El acceso a la tecnología es un hecho y, con él, la ruptura de todos los límites para acercarnos a sitios de todo el mundo y dar con información y contenido diverso a toda hora. Es de un beneficio sin igual si usamos las herramientas digitales de forma adecuada.
Es cierto, sin embargo, que los altos niveles de accesibilidad y el ritmo moderno también exponen a los niños a todo tipo de contenidos. Sumado a esto, se creó toda una cultura de niños y adolescentes expertos en tecnología.
¿Cómo evitamos la exposición de los niños? ¿Cómo los guiamos para que se dirijan a los sitios equivocados? A continuación, compartimos algunos consejos útiles.
aprendizaje divertido con Tutorela. Si muestra interés por la historia y la geografía, una gran alternativa es hacer visitas interactivas a museos del mundo.
Aunque no es ideal dejar a un niño sin supervisión cuando accede a internet, existen diversos métodos para filtrar contenidos indeseados. Muchos dispositivos, plataformas y apps ofrecen la opción de control parental. Además, podemos descargar filtros para revisar contenidos.
Es importante, sin embargo, recordar que son filtros automáticos y muchos desarrolladores ya lograron superar esas barreras con algunas estrategias. Por eso, esta recomendación viene ligada a la importancia del acompañamiento.
Definir horarios y circunstancias de conectividad
Otra forma de guiar un acceso positivo a la tecnología es darle un espacio específico. Lo ideal es que los niños no superen las dos horas de exposición diaria.
También es clave reparar en las circunstancias y, antes que el acceso constante “para que no se aburran”, establecer espacios y dispositivos disponibles. Con estas dos pautas, el niño usará su tiempo de conexión para buscar contenido de valor.
Como adultos, tenemos la responsabilidad de ser reflejo de aquello que transmitimos. Por eso, es recomendable pasar tiempo con los niños y transmitir el sinfín de posibilidades que brindan las redes.
Mirar películas biográficas, jugar juegos de ingenio, buscar direcciones en el mapa, ver tutoriales o realizar recorridos interactivos por museos son algunas opciones. Nuestra creatividad nos permite dar otro valor a la conectividad.
Priorizar la educación emocional
Los riesgos de exposición a contenidos indeseados y hasta peligrosos se relacionan con la falta de educación emocional. Por eso, tanto el acompañamiento real, la respuesta rápida a las inquietudes y el afecto son fundamentales.
Es importante buscar maneras de explicar a los niños los peligros a los que pueden exponerse y educarlos para alertarnos. Además, la socialización efectiva y respetuosa es clave para evitar el reemplazo del espacio afectivo con los contenidos digitales.