Para los lactantes, la leche materna es el alimento ideal, ya que es segura y limpia, contiene anticuerpos que los protege de enfermedades comunes durante la infancia e incluso del covid-19, diversas investigaciones han demostrado que las madres vacunadas o infectadas con el virus continúan secretando anticuerpos neutralizantes en su leche hasta por 10 meses. Asimismo, aportan la energía y los nutrientes necesarios en esta etapa. Sin embargo, casi dos de cada tres niños menores de un año no son exclusivamente amamantados durante los primeros seis meses, según señala la Organización Mundial de la Salud.
La intolerancia a la lactosa es uno de los principales motivos para suspender la lactancia materna. Esta afección es más frecuente en prematuros, debido a que su función intestinal aún no madura, y por ende no produce la suficiente lactasa, una enzima que ayuda a absorber correctamente la lactosa, “mientras llegue a una edad adecuada, se logra el ciento por ciento de la actividad de esta enzima, lo cual hace que disminuyan los síntomas, y hace que tolere mejor la leche de la mamá”, señala el Doctor Daniel Montaño Ríos, especialista en Gastroenterología y Nutrición Pediátrica.
Aclara que la leche materna por sí misma no genera intolerancia en los bebés, “el cuerpo de la mamá es muy sabio y sabe cómo se las arregla para nutrir al niño”; incluso si la madre sufre de desnutrición, la leche que genera sigue siendo benéfica, sin embargo, para evitar los síntomas de intolerancia causados por otros motivos, considera que la lactasa debería ser recomendada en la primera etapa de los bebés para evitar problemas futuros. Particularmente, recomienda el uso de la presentación en gotas, porque permite un mayor control en la dosis que se añade a la leche.