Una investigación realizada por el psicólogo Robert Lehrke, reveló que la inteligencia de un niño podría depender de la mamá.
Lo anterior se debe a que la mayoría de la inteligencia de un niño depende del cromosoma X, y como las mujeres poseen dos cromosomas X, las posibilidades de transmitir características relacionadas con la inteligencia a su hijo son mayores que a las del padre.
Como refuerzo a lo anterior, investigadores de una universidad en Alemania estudiaron los genes implicados en el daño cerebral y descubrieron que muchos de ellos, especialmente los relacionados con las capacidades cognitivas, se encuentran, también, en el cromosoma X.
Ahora bien, aunque la genética materna juega un papel importante para la inteligencia de un pequeño, esto no es lo único que hay que considerar. Una manera sencilla de ayudar a que tu hijo desarrolle su inteligencia es manteniendo un vínculo emocional fuerte con él. Eso lo hará desarrollar la capacidad para jugar juegos simbólicos complejos desde los dos años, ser persistente y tener menos frustración mientras resuelve problemas.