Un grupo de investigadores del Hospital General de Massachusetts (MHG, en inglés), afiliado a Harvard, publicaron un estudio en Nature Communications donde afirman, la siesta esta parcialmente regulada por los genes. En dicho estudio, se hallaron docenas de regiones de genes en relación con la tendencia por tomar siestas durante el día. Además, se identificó evidencia preliminar donde se vincula la salud cardiaca y metabólica de las personas con este hábito.
Tomar una siesta durante la mañana es una decisión comúnmente impulsada por una respuesta biológica y no precisamente está ligada al espacio o contexto de la persona según científicos. Sin embargo, las necesidades a la hora de dormir también son parte de genes hereditarios, los cuales pueden determinar insomnio, levantarse más temprano o la duración del sueño.
Hassan Saeed Dashti del Centro de Medicina Genómica de MGH y coautor del estudio junto a Iyas Daghlas, estudiante de medicina de la Escuela de Medicina de Harvard (HMS, en inglés), afirmó, el tema de la siesta es algo controversial. Ello debido a que países donde culturalmente el hábito de dormir durante el día ha perdurado por años, ahora está siendo desestimado, como en España.
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Los investigadores recurrieron a un trabajo previo respecto al tema, realizado por Richa Saxena, principal investigadora del Laboratorio Saxena de MGH. El estudio se basó en identificar, por medio de un estudio de asociación amplio de genomas(GWAS, en inglés), variaciones en el ADN asociadas a este hábito. Así, se lograron identificar genes relacionados con la duración del sueño, insomnio y la tendencia a despertarse temprano o dormir tarde. "Esto dio una capa extra de confianza a que lo que encontramos es real y no una suposición", apuntó Dashti.
Asimismo, el equipo de Dashti identificó al menos tres mecanismos potenciales impulsores de tomar un reposo durante el día. Como necesitar más tiempo de sueño, compensar con una siesta diurna la mala calidad de sueño de la noche anterior y "ponerse al día" dormiendo si es que se ha despertado muy temprano. "Eso nos dice que la siesta diurna está biológicamente impulsada y no es sólo una decisión ambiental o de comportamiento", agregó el investigador.
El grupo de investigadores también halló correspondencia de este hábito con la salud cardiaca y metabólica, como la circunferencia de la cintura y una presión sanguínea elevada. Sin embargo, señalaron, se necesitan más estudios para poder recomendar la siesta a pacientes específicos.
Hoy día, algunas compañías en Estados Unidos impulsan a sus trabajadores a tomar una siesta como una manera de mejorar la productividad. Este hábito lejos de ser dañino puede solucionar tanto aspectos de rendimiento laboral como aspectos de salud física.