La exposición solar genera flacidez. La doctora Carmen Martín, especialista en medicina estética, habla de la elastosis solar que sufrimos al llegar de vacaciones. “Es la consecuencia de una degeneración estructural del tejido de sostén de la piel, una alteración crónica provocada por la exposición excesiva o falta de protección solar.
La radiación ultravioleta (UV-A), en concreto, daña el colágeno y fibras de elastina, y sin este tejido de sostén la piel empieza a perder firmeza, se engrosa y se altera su tono”. Así es, porque no todas las radiaciones solares producen los mismos daños.
Entre el 30% y el 50% de los rayos UV-A llegan a niveles profundos de la dermis y causan el envejecimiento y el melanoma. Los rayos UV-C son los más poderosos, pero son absorbidos por la capa de ozono y por eso no escuchamos hablar de ellos con tanta frecuencia. La radiación visible y la radiación infrarroja penetran hasta la hipodermis (la más profunda) y provocan fotoenvejecimiento cutáneo.
Como orientación a la hora de elegir el fotoprotector, la relación de protección UV-A debe ser al menos de un tercio de la protección UV-B que ofrece.
Como siempre, en la prevención está la clave y en el día a día es esencial, como explica la doctora Martín, utilizar un producto con protección solar alta (que cubra todo el espectro solar), evitar la exposición solar prolongada y en la franja horaria donde la radiación ultravioleta es más potente: de 12 a 16:00 horas.
Pero si no hemos hecho las cosas bien, una vez aparecida la elastosis hay que echar mano de tratamientos específicos.
Te puede interesar: Las marcas de belleza que se preocupan por el medio ambiente