Hoy lunes 2 de mayo se celebra el Día internacional contra el acoso escolar, una desgracia social que sigue más vigente que nunca, especialmente desde la aparición del ciberbullyng.
En España, uno de cada cinco niños es víctima de acoso escolar o ciberbullyng y sólo el 15% decide contarlo a sus padres o profesores. Y lo que es también alarmante es que 5 de cada 8 adolescentes han sido espectadores de algún episodio de acoso.
UN TRIÁNGULO PERVERSO ACOSADOR-ACOSADO-ESPECTADORCuando hace unos diez años se empezó a hablar de forma más transparente de acoso escolar, si bien es cierto que parecía estarse disparando, también había quienes consideraban que se había vivido siempre. Pero por suerte llegó el momento en que nos empeñamos en erradicarlo. Esta labor comenzó prestando atención a la víctima, sin duda la que más sufre. Después comenzó a prestarse atención al papel del agresor, menores de edad a quien hay que intentar reinsertar en un entorno sano, y ahora llega el turno del espectador o testigo.
El doctor Jordi Royo, director clínico de Amalgama7, un centro concertado especializado en adolescentes, señala que"el acoso no es solo una agresión generada por un menor hacia otro, sino que el grupo tiene un papel fundamental". Los espectadores (cómplices) pueden tener posturas activas agresivas (animan, graban la agresión...), pasiva (donde optan por no entrometerse a pesar de ser conscientes de lo que sucede) y por último activa defensiva, que es la única posición donde realmente se ayuda a la víctima. Puede ser enfrentándose al acosador y parando la agresión o pidiendo ayuda en su nombre.
EL ACOSO ESCOLAR TIENE ROLES NO ESTÁTICOSEl problema es de tal calibre que ni siquiera identificar a los agresores y proteger a las víctimas acaba con el problema. El caldo de cultivo donde normalmente se generan estos problemas es muy complejo y estos roles no son excluyentes entre ellos ni tampoco estáticos en el tiempo. Desde Amalgama7 comentan que han atendido adolescentes que "en un tiempo y contexto determinado, han sido víctimas de maltrato y posteriormente se han convertido en observadores activos de otro maltrato o incluso en agresores". Una muestra de las secuelas psicológicas y de comportamiento que pueden dejar estos episodios.Los agresores presentan a menudo trastornos de conducta como TNA (Trastorno negativista desafiante) o dificultades de aprendizaje y atención. La intervención profesional de un psicólogo es necesaria para corregir los patrones de conducta desadaptativos. Pero por muy duro que suene, el adolescente debe entender que abusar física o psicológicamente de otro le cataloga como acosador, y si alguno miramos y callamos, en cómplices necesarios. Porque el verdadero triunfo del acosador no es solo ejercer ese abuso sobre la víctima, sino ser observado y reconocido por terceras personas.