- Es probable que si nuestras relaciones familiares son cordiales, cercanas, y la familia es para nosotros una fuente de cariño y apoyo, las navidades sean fechas emocionantes y con connotaciones positivas. Si hay tensión, si las relaciones se han enfriado, o existen conflictos sin resolver, estas son las fechas que más los ponen de manifiesto: estamos estresados, incómodos, o deseamos que terminen.
- Si las relaciones familiares nos influyen durante toda la vida, es durante la adolescencia cuando adquieren mayor importancia, porque protegen la salud mental en esta etapa determinante de la vida y pueden fomentar la resiliencia y el bienestar psicológico. Aunque el adolescente o la adolescente estén mucho más pendientes y volcados en sus relaciones de amistad, ya que esta es la etapa de la vida en la que necesitan experimentar relaciones sociales fuera del núcleo familiar, las relaciones familiares siguen siendo importantes en su bienestar psicológico.
Pero llegan las navidades y nos podemos encontrar con que aquellos niños (sobrinos, nietos, hijos o hijos de amigos) que tanto disfrutaban de nuestra compañía se muestren aburridos, aislados o directamente molestos con las reuniones "obligatorias" típicas de estas fechas. ¿Por qué? ¿Es inevitable?
La familia sigue siendo clave en la adolescencia- Disfrutar de tiempo juntos en familia y ser tratado de manera justa por la familia aumenta la satisfacción vital adolescente; por ejemplo: la frecuencia con la que los adolescentes llevan a cabo actividades en familia en su tiempo libre y la frecuencia con la que pueden compartir sus vivencias diarias con su familia favorecen el desarrollo positivo.
Los días de Navidad suponen una oportunidad fantástica para alimentar el bienestar psicológico de los adolescentes, porque tenemos ocasión de compartir muchos momentos en familia.
Partiendo del modelo de parentalidad positiva, son seis principios los que promueven el buen desarrollo adolescente y fomentan el bienestar biopsicosocial: vínculos afectivos cálidos, entorno estructurado, estimulación y apoyo al aprendizaje, reconocimiento del valor, capacitación y educación sin violencia.
Estos principios se pueden aplicar también a las experiencias en familia durante la Navidad, y se pueden derivar claras indicaciones prácticas:
Demostrar cariño y gratitudDurante las celebraciones navideñas tenemos una ocasión magnífica para demostrar nuestro cariño y gratitud. Las expresiones de los padres y madres son el mejor modelo para que los adolescentes sientan y expresen el amor por su familia.
- Aunque en Navidad pueden manifestarse estos afectos de manera tangible en forma de regalos (por ejemplo, en el día de Navidad o en el día de Reyes Magos) o en forma de cuidados (por ejemplo, preparando nuestras comidas favoritas para las cenas de Nochebuena o Nochevieja), podemos acompañar estas manifestaciones hacia los adolescentes con expresiones de cariño que recuerden lo importantes que son y lo mucho que les queremos.
Para los adolescentes, la Navidad puede ser buen momento para agradecer todo lo bueno que su familia hace por ellos.
Construir tradiciones compartidas
- Las celebraciones navideñas implican ciertos ritos y prácticas habituales que se pueden ir sosteniendo el tiempo, favoreciendo en las familias un sentimiento de continuidad en el tiempo. Construir entre todos estas tradiciones permite a los adolescentes sentirse parte de una historia en común que vamos construyendo a lo largo del tiempo.
- Esta estructura de prácticas compartidas puede ir ganando en flexibilidad y permitir la participación progresiva de los adolescentes, así como permitir un tiempo creciente para compartir con sus iguales.