Al igual que los huevos de Pascua, los conejos son otro símbolo pagano de fertilidad, aparentemente, adoptado por los antiguos pueblos del norte europeo y que estaba asociado con la diosa fenicia Astarté, cuyos festejos de Easter se celebraban en el mes de abril.
Algunos descendientes llegaron como migrantes en el siglo XVIII a EU y se establecieron en Pensilvania, donde llevaron el emblema del Conejo de Pascua con ellos e inculcaron a sus hijos a recolectar huevos teñidos dentro de nidos caseros.
Dice una leyenda que el conejo trae canastas llenas de huevos de colores y dulces a los hogares de los niños (antes de la Pascua).
Y, aunque los conejitos de chocolate nunca fueron del todo desconocidos, se extendieron a las masas en 1890 gracias a Robert Strohecker, el dueño de una tienda de Pensilvania que colocó un conejito de chocolate de cinco pies de altura en la vitrina principal de su tienda.
A partir del siglo XIX se empezaron a fabricar muñecos de chocolate y azúcar en Alemania. Sin embargo, esta delicia no es exclusiva de estos destinos porque en México tenemos una versión elaborada con chocolate con leche que se suelen regalar no solo por Pascua; están presentes en un sinfín de festejos y de postres.
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