Así lo detalló a través de un hilo de Twitter el exingeniero de Apple Ken Kocienda, quien inició escribiendo: “La gente dice que Steve Jobs era un genio con los productos. Algunos otros insisten en clamar que él era nuestro gerente del producto para el iPhone. Vamos a echarle un ojo a ello ¿Cómo era que él trabajaba?”.
“Íbamos directo a los problemas que había que solucionar y a los productos que teníamos que hacer”, señala Kocienda, quien añade que el fundador siempre buscaba gestionar bien tanto su propio tiempo como el de todos sus colaboradores.
Y Jobs quería que los responsables se lo jugaran todo a la carta de la demostración, no quería saber nada de planos, ni diapositivas ni explicaciones sobre el desarrollo. Quería ver cómo iba a funcionar ese producto en manos de los clientes.
La demo, como no, tenía que ser perfecta. Si Jobs juzgaba que se estaban enseñando puntos “triviales” del producto, inmediatamente alegaba que se estaba desperdiciando su tiempo. El resultado era un discurso en el que las cosas podían ir “a peor”. Pero si la demo acertaba y se planteaba lo correcto, entonces Jobs se deshacía en aportar sus impresiones y consejos para mejorarlo.
Kocienda comenta también que aunque algunas de esas reuniones fuesen muy duras, la moraleja era que se aprendía a gestionar muy bien el tiempo de los compañeros enfocándose en lo que realmente valía la pena. “Íbamos directos a los problemas que había que solucionar y a los productos que teníamos que hacer”.
Por último, el experto concluyó: “Compara este método con el de cualquier gerente de producto con el que hayan trabajado. Pregúntate si ayudan a ahorrar tiempo, son claros en su comunicación, enfocan el esfuerzo en lo esencial y catalizan el trabajo que produce grandes resultados finales”.