Desde la creciente venta de dispositivos, la exposición excesiva a las pantallas se ha vuelto una estrategia de entretenimiento para menores, especialmente aquellos que se encuentran en edades de 0 meses a 7 años de edad, lo cual ha afectado su desarrollo y puede conllevar a la crianza de adultos con problemas de atención, físicos y de autoestima, determinó la investigadora en psicología infantil Patricia Nava de la UAEMex.
De 10 a 12 horas diarias conectados
Refirió que la pandemia incrementó el uso de dispositivos hasta un 80 por ciento en menores, lo que provocó la exposición diaria alrededor de 10 a 12 horas a pantallas; esto afecta no solamente su psicología sino que los vuelve personas sedentarias que evita un desarrollo muscular y óseo sano para su edad.
Añadió que además de las horas de clase a las que tuvieron que conectarse vía internet, los niños implementaron nuevas formas de entretenimiento como los videojuegos o la constante consulta de plataformas de videos en las que ya no solamente limitaban la actividad física, sino que iniciaron con el consumo de contenidos altamente nocivos para su psicología, lo que ha vuelto a menores violentos, aislados y con problemas de comunicación.
Importancia de la crianza
Agregó que la importancia de los padres en la crianza es importante para que los menores tengan un control del uso de dispositivos, tanto en cuestión de tiempo, como en el tipo de contenido al cual se exponen, ya que al considerarlo como una estrategia para mantenerlos tranquilos, se evade la responsabilidad de saber qué ven, escuchan y juegan cotidianamente.
Evitar la exposición a pantallas por lo menos una hora antes de dormir -sugirió- puede ser una alternativa para que no tengan alteraciones de sueño, ya que la emisión lumínica conlleva a la activación mental del niño, lo que es causa de que tenga un tiempo de sueño insuficiente y repercuta en su calidad de vida.
Afectaciones a la salud emocional
En cuanto al aspecto emocional, el uso de dispositivos en exceso puede asociarse con problemas de depresión, ansiedad, estrés, hiperactividad e irritabilidad que complica el fortalecimiento de sus relaciones interpersonales. Recalcó que tanto padres de familia como instituciones, implementen estrategias para disminuir los riesgos a los que se enfrentan los menores.