Una noche sin dormir puede inclinar al metabolismo del cuerpo a guardar grasa y al mismo tiempo a consumir músculo, sugiere una investigación reciente.
Muchos estudios han vinculado dormir mal (ya sea por insomnio o por trabajar el turno de noche) con el aumento de peso y afecciones de la salud como la diabetes tipo 2. Pero ese tipo de investigación no responde la pregunta de si el sueño en sí es culpable.
Una creciente cantidad de estudios de laboratorio, que se centran en los efectos de la privación del sueño, sugieren que la respuesta es que "sí". La nueva investigación amplía las evidencias.
"Necesitamos estudios mecanicistas para comprender los efectos de la pérdida de sueño", planteó el investigador principal, Jonathan Cedernaes, asociado de investigación en la Universidad del Noroeste, en Chicago.
Por ejemplo, los estudios de Cedernaes han mostrado que la pérdida de sueño puede alterar una variedad de marcadores en la sangre, entre ellos el azúcar en la sangre, los niveles hormonales y varios productos derivados del metabolismo.
En el nuevo estudio, su equipo abordó los efectos dentro del tejido graso y muscular, para observar cómo la actividad de los genes y los niveles de proteína de esos tejidos cambiaban tras una noche sin dormir.
Los investigadores encontraron que en 15 hombres jóvenes y sanos, una noche sin sueño desencadenaba cambios que favorecían el almacenamiento de grasa y la descomposición del músculo.
"Eso no significa que haya que alarmarse por no dormir una noche", enfatizó Cedernaes. Pero, añadió, el estudio sí plantea la pregunta de qué sucedería si dormir mal se convirtiera en un patrón regular.
Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 22 de agosto de la revista Science Advances.
Una investigadora del sueño que no participó en el estudio afirmó que los hallazgos son "extremadamente importantes". "El hallazgo de que las proteínas musculoesqueléticas se reducen, y que las proteínas [que fomentan la grasa] aumentan, en respuesta a la pérdida de sueño es un mecanismo novedoso mediante el cual la pérdida de sueño promueve la obesidad y el aumento de peso", dijo Josiane Broussard, profesora asistente en la Universidad Estatal de Colorado, en Fort Collins.
"Pero, en cualquier estudio de laboratorio, no está claro qué tan bien las condiciones artificiales se reflejan en la vida real."