Piel apagada y cabello ralo: así afecta la tristeza a nuestro cuerpo
La tristeza provoca cambios físicos. Algunos solo los notará la persona afectada; otros, como la postura corporal o el tono de voz, se manifiestan de forma visible.
La tristeza, en ese amplio abanico que llega hasta la depresión, no se limita a hacer que nos sintamos de una forma determinada. Se cuela por todo el cuerpo y produce todo tipo de cambios. Algunos solo los notará la persona afectada: dolores de espalda, problemas gastrointestinales, problemas para dormir o para despertarse… Otros cambios, sin embargo, son visibles: a veces, esa tristeza también moldea y pinta el cuerpo como si se tratara de un trozo de arcilla.
Cambios visibles que provoca la tristeza
– Postura corporal. «El cuerpo se encoge, la persona apenas levanta la mirada o se fija en su entorno, los hombros se colapsan y se adopta una postura encorvada», describe Laura Palomares.
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– Movimientos lentos. «Suelen tener poco tono muscular, como si su cuerpo ‘pesara una tonelada’, y es por esto es que sus movimientos son lentos, como si se movieran a cámara lenta», explica Sara Montejano.
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– Tono de voz. «Generalmente, su tono es bajo, como si les costara hablar, y presentan un tono monocorde», señala Montejano.
– Tendencia a dejar de lado el autocuidado. «‘Arreglarse» muchas veces es una actividad que les supone mucho esfuerzo en relación con la energía que tienen», apunta la experta.
– Caída de cabello. «Cuando sentimos tristeza y esta se mantiene, nuestro cuerpo empieza a segregar cortisol, la hormona del estrés, y neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, relacionadas con la sensación de bienestar y la motivación, descienden.