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21/09/202112:00 p.m.Autor: RedacciónFuente: Agencias

Formas de lograr una relajación profunda


La relajación profunda permite liberar las tensiones corporales

Algo tan sencillo como tenderse en el suelo y quedarse quie­to por completo en algún mo­mento del día, sin más propósi­to que dejar de hacer y de pensar, repre­senta un abismo para muchas personas sumidas en un ritmo de vida frenético.

En los años sesenta,  Herbert Benson, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard, identificaba  cuatro elementos necesarios para inducir una relajación profunda:

  • Un entorno tranquilo
  • Una po­sición cómoda
  • Una actitud pasiva
  • La repetición mental de una palabra, tal como "uno".

Benson descubrió que durante la relajación tenían lugar  varios cambios fisiológicos, como la disminu­ción del ritmo cardiaco y respiratorio.

¿Qué técnica de relajación elegir?

Lo más recomendable es usar técnicas de relajación que ayuden a  reducir el principal foco de tensión y que, por ex­tensión, incidan en el bienestar general.


  • Tensión muscular: si el problema más acuciante es el  do­lor físico (dolor de espalda, cefaleas, dolor de estómago, fatiga o in­somnio) puede ser más recomendable recurrir a una relajación basada en una  práctica de tensar y soltar.
  • Tensión nerviosa: si apenas pueden contro­larse el estrés y la ansiedad (el corazón se acelera, la respiración es superficial y las preocupaciones se suceden sin fin), será más efectiva una técnica enfocada a  apaciguar el sistema nervioso autónomo y trabajar la relajación mental.
  • Tensión emocional: si la tensión tiene un carácter esencial­mente emocional ( la persona se siente contrariada y negativa porque ha ocu­rrido algo que va contra sus deseos y preferencias: dificultades en las relacio­nes o el trabajo, enfermedad, problemas económicos, paro... ), algo que alimenta a su vez la tensión muscular y nerviosa, se puede  trabajar con enfoques cogniti­vos, que permitan detectar y subsanar los pensamientos negativos.

La postura más relajante del yoga

Para hacer Savasana, túmbate  boca arriba en un lugar tranquilo y silen­cioso, y sobre una alfom­bra o manta gruesa.

Alinea el cuerpo, imagi­nando una línea recta que parte de la frente, pasa por la barbilla, recorre el tronco hasta el ombligo, sigue entre las rodillas y finaliza entre los pies.

Separa las piernas, de­jando 15- 20 cm entre ca­da rodilla y el eje central.  Haz lo mismo con los brazos, con las palmas de las manos hacia arriba.

Si resulta incómodo se puede  colocar un cojín bajo la nuca o las corvas. Si aun así resulta difícil por problemas articulares,  puede usarse una silla.

El poder de la respiración

Respirar lentamente, fijándose en el movimiento del aire y los mús­culos respiratorios, es una de las claves para relajarse.

La  respiración pectoral o torácica procura energía para actuar con rapidez pero ago­ta y favorece la tensión crónica. La  respiración que moviliza el diafrag­ma, por el contrario, puede inducir la calma. Para llevarla a cabo:

  • Se realiza una  espiración com­pleta con las manos en el abdomen, contrayendo los músculos abdomi­nales hacia adentro para vaciar el aire.
  • Luego se  inspira lentamente, inflando el abdomen conforme des­ciende el diafragma y  presiona so­bre el sistema digestivo.
  • Cuando no se pueda inspirar más, se suelta lentamente el aire, y a la mitad se hace una pausa.
  • Se contraen los  músculos abdo­minales hacia adentro hasta soltar el resto del aire y se repite tantas veces como se necesite.

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