NOTICIAS
ACTUALIDAD
Formas de lograr una relajación profunda
Algo tan sencillo como tenderse en el suelo y quedarse quieto por completo en algún momento del día, sin más propósito que dejar de hacer y de pensar, representa un abismo para muchas personas sumidas en un ritmo de vida frenético.
En los años sesenta, Herbert Benson, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard, identificaba cuatro elementos necesarios para inducir una relajación profunda:
- Un entorno tranquilo
- Una posición cómoda
- Una actitud pasiva
- La repetición mental de una palabra, tal como "uno".
Benson descubrió que durante la relajación tenían lugar varios cambios fisiológicos, como la disminución del ritmo cardiaco y respiratorio.
¿Qué técnica de relajación elegir?
Lo más recomendable es usar técnicas de relajación que ayuden a reducir el principal foco de tensión y que, por extensión, incidan en el bienestar general.
- Tensión muscular: si el problema más acuciante es el dolor físico (dolor de espalda, cefaleas, dolor de estómago, fatiga o insomnio) puede ser más recomendable recurrir a una relajación basada en una práctica de tensar y soltar.
- Tensión nerviosa: si apenas pueden controlarse el estrés y la ansiedad (el corazón se acelera, la respiración es superficial y las preocupaciones se suceden sin fin), será más efectiva una técnica enfocada a apaciguar el sistema nervioso autónomo y trabajar la relajación mental.
- Tensión emocional: si la tensión tiene un carácter esencialmente emocional ( la persona se siente contrariada y negativa porque ha ocurrido algo que va contra sus deseos y preferencias: dificultades en las relaciones o el trabajo, enfermedad, problemas económicos, paro... ), algo que alimenta a su vez la tensión muscular y nerviosa, se puede trabajar con enfoques cognitivos, que permitan detectar y subsanar los pensamientos negativos.
La postura más relajante del yoga
Para hacer Savasana, túmbate boca arriba en un lugar tranquilo y silencioso, y sobre una alfombra o manta gruesa.
Alinea el cuerpo, imaginando una línea recta que parte de la frente, pasa por la barbilla, recorre el tronco hasta el ombligo, sigue entre las rodillas y finaliza entre los pies.
Separa las piernas, dejando 15- 20 cm entre cada rodilla y el eje central. Haz lo mismo con los brazos, con las palmas de las manos hacia arriba.
Si resulta incómodo se puede colocar un cojín bajo la nuca o las corvas. Si aun así resulta difícil por problemas articulares, puede usarse una silla.
El poder de la respiración
Respirar lentamente, fijándose en el movimiento del aire y los músculos respiratorios, es una de las claves para relajarse.
La respiración pectoral o torácica procura energía para actuar con rapidez pero agota y favorece la tensión crónica. La respiración que moviliza el diafragma, por el contrario, puede inducir la calma. Para llevarla a cabo:
- Se realiza una espiración completa con las manos en el abdomen, contrayendo los músculos abdominales hacia adentro para vaciar el aire.
- Luego se inspira lentamente, inflando el abdomen conforme desciende el diafragma y presiona sobre el sistema digestivo.
- Cuando no se pueda inspirar más, se suelta lentamente el aire, y a la mitad se hace una pausa.
- Se contraen los músculos abdominales hacia adentro hasta soltar el resto del aire y se repite tantas veces como se necesite.
Te puede interesar: Pilates: ejercicios de precisión
DEJA UN COMENTARIO