Ayuno intermitente incrementa riesgo de sufrir trastornos alimenticios
Cobre todo en personas con baja autoestima, según advierte la psicóloga de la Unidad de TCA en Instituto Centta, Adriana Esteban
El ayuno intermitente puede ser un potencial desencadenante de algunos Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), sobre todo en personas con baja autoestima, según advierte la psicóloga de la Unidad de TCA en Instituto Centta, Adriana Esteban, ya que “el principal desencadenante de un TCA es el comienzo de una dieta restrictiva con una motivación estética”.
Esta dieta, unida a la baja autoestima y a otros factores como el perfeccionismo, la inseguridad, la baja tolerancia a la frustración o la impulsividad “genera el caldo de cultivo apropiado para que se manifieste la patología”, ha añadido la experta.
En este sentido, la psicóloga explica las razones que pueden llevar a una persona que hace ayuno a desarrollar un TCA son, por un lado, la dificultad para sostener el ayuno y, por el otro, sostener el ayuno demasiado tiempo.
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En cuanto a la dificultad para sostener el ayuno, Esteban advierte que…
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“La persona desespera de hambre y se entrega a su apetito, dando lugar a lo que se conoce como ‘atracón’, esto es, comer mucho en un periodo de tiempo relativamente corto hasta sentirse lleno”.
Tras este episodio, la persona se siente “tremendamente culpable” por haber perdido el control en su plan restrictivo.
“Algunas personas deciden fantasiosamente contrarrestar este sentimiento de culpa purgándose a través del vómito o a través de conductas compensatorias, como el ayuno, edemas, laxantes, o el deporte compulsivo”, explicó la experta.
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Por otra parte, sostener el ayuno demasiado tiempo implica que el propio cuerpo modifica su metabolismo, desactivando la sensación de apetito y saciedad, es decir, la persona deja de percibir cuándo tiene hambre y es incapaz de saber cuándo dejar de comer.
“Además, la propia psique se adapta desarrollando lo que se conoce como ‘distorsión corporal’, es decir, percibir la figura corporal diferente a como es en realidad”
En este sentido, la persona presenta una insatisfacción permanente que no puede solucionar ni comiendo ni dejando de comer, siendo ésta última la opción más cómoda ante la posibilidad de engordar y verse peor si cabe.
“En cualquiera de los casos el ayuno se convierte en un gran enemigo porque existe una falta de gestión emocional, más típica en bulimia, y/o una rigidez excesiva, más típica en anorexia, que hacen difícil salir de este círculo vicioso (…) esta forma de alimentarse tiene el riesgo de convertirse en un patrón de funcionamiento que produce falsos beneficios a corto plazo y muchísimo sufrimiento a largo plazo”.
Así, la psicóloga de Instituto Centta recuerda que...“Muchos cometemos el error de asociar los cambios físicos con un aumento en seguridad personal; cuidar el cuerpo es maravilloso, pero cambiar por fuera con el objetivo de sentirse bien por dentro no lo es tanto”.
Por su parte, la nutricionista Mireia Elías asegura que “hay que tener en cuenta que el ayuno intermitente no ha demostrado que suponga una mayor pérdida de peso”. Además, cuando se compara esta práctica con otros regímenes de restricción calórica, “tampoco se observa que sea mejor o más eficaz”, asegura.